El discurso argumentativo
Definición:1
El discurso argumentativo posee al menos dos características. La primera es la de estar estructurado en proposiciones o tesis que constituyen un razonamiento y traducen indirecta o directamente una o la posición del hablante (aserciones, juicios, críticas). La segunda es que remiten siempre a otro, ya sea ese otro individualizado o no individualizado (un hombre, un grupo, un estado determinado de la sociedad, de la opinión general, de la ciencia) ya sea explícitamente señalado o no en el discurso (citas, alusión a la persona, proposiciones generales acerca de una situación). Definiré por lo tanto al discurso argumentativo como el que a partir de una ubicación determinada del hablante en el seno de una formación social, señala la posición de ese hablante acerca de un tema, posición que refleja de manera directa, no directa, o incluso disfrazada, la ubicación del hablante en la formación social considerada. Esta posición está siempre determinada por otro al que el orador puede apelar o no, pero que interviene como referencial delimitativo (...) El discurso argumentativo “dice algo y quiere decir algo”; esto no es indiferente a la convicción del hablante acerca de lo bien fundado de su exposición. El discurso argumentativo apunto si no siempre a convencer, al menos a establecer la justeza de una actitud, de un razonamiento, de una conclusión(...)
La construcción de un texto con fundamento2
Todo texto argumentativo, como si fuese una casa o un edificio, tiene una estructura.
Si uno quiere construir un edificio, debe respetar ciertas reglas de ingeniería, ciertas normas que determinan que primero se deben hacer los cimientos, luego se construyen las columnas y, poco a poco, se van levantando los pisos.
Antes de empezar a construir el edificio-texto argumentativo, el constructor-escritor tiene que buscar y recoger argumentos en relación con el tema o el acontecimiento que va a plantear. Esta búsqueda se denomina invención.
Además, el que opina tiene que tomar una posición con respecto del tema o sobre ese hecho que se plantea y emitir una tesis (o hipótesis).
El siguiente paso es lograr que el lector siga el razonamiento argumentativo. Por eso es muy importante cómo se organizan las ideas o los argumentos y cómo se disponen las ideas en el texto. Esto se denomina disposición.
Aristóteles (filósofo griego, siglo IV a. C.) se interesó por la retórica.
La retórica es el arte de convencer respecto de lo bueno o lo malo de algo, permite la comunicación entre las personas y necesita del razonamiento como un elemento que forma parte de la acción del ser humano. Aristóteles creía que la retórica era un factor importante para el orden social. Promover el intercambio de ideas y presentar las propias opiniones permiten que la gente pueda vivir mejor en sociedad. Este autor presentó ciertas reglas para la construcción del texto argumentativo:
- Se expone una idea o posición frente a algo( tesis), que se fundamenta con argumentos o pruebas, y se cierra con una conclusión.
En todo texto argumentativo, lo escrito se organiza de la siguiente manera:
- En primer lugar, se presenta el tema, acontecimiento o suceso acerca del cual se va a argumentar.
- Luego, se desarrolla la posición tomada (tesis) presentando argumentos a través de diferentes procedimientos.
- Por último, se cierra con una conclusión que reafirma la tesis presentada.
La tesis que se va a fundamentar pude presentarse de distintas maneras:
- Expresada al inicio del texto, en la presentación.
- No expresada directamente, sino de tal manera que el lector la reconstruya a partir de la lectura del texto.
Estas reglas son convenciones o normas que pueden ser alteradas. El texto puede ser argumentativo aunque no respete este ordenamiento o esta disposición de los argumentos. Lo importante en el texto argumentativo es que tiene que haber una hipótesis o tesis que será fundamentada. Si la conclusión no reafirma la hipótesis, entonces el edificio-texto argumentativo corre el peligro de venirse abajo. El texto tiene que estar organizado teniendo en cuenta los conectores o marcadores del discurso, éstos son los verdaderos ordenadores de la construcción textual. También es fundamental el uso de los correctos procedimientos o estrategias que conforman lo que se denomina elocución, es decir, el modo como se pone en palabras lo que se piensa.
Marcadores del discurso:
Exponiendo, estructurando ideas, haciéndonos entender3
Los marcadores discursivos son un conjunto heterogéneo de elementos, formado por conjunciones, adverbios, locuciones conjuntivas e incluso sintagmas o expresiones lexicalizadas, que actúan en el texto como engarces entre diferentes ideas, incisos, frases y párrafos, mostrando las diferentes conexiones y relaciones que existen entre las diferentes partes del discurso.
Gracias a ellos, percibimos el texto como un todo coherente y unitario, porque, entre otras cosas, sirven para estructurarlo y guiar al lector. Suelen ocupar las posiciones más importantes del texto (inicio de párrafo o frase), de esta manera el lector puede distinguirlos de un vistazo, incluso antes de empezar a leer, y hacerse así una idea de la organización del texto.
Entre sus funciones cabe destacar que marcan los puntos más importantes del discurso; hacen visibles las relaciones estructurales del contenido; favorecen la localización de la información; proporcionan fuerza y cohesión, y garantizan en todo momento la continuidad del discurso.
Entre sus funciones cabe destacar que marcan los puntos más importantes del discurso; hacen visibles las relaciones estructurales del contenido; favorecen la localización de la información; proporcionan fuerza y cohesión, y garantizan en todo momento la continuidad del discurso.
Su correcta utilización nos ayuda a ser más claros y directos en nuestras exposiciones, y permiten que el lector comprenda mejor todo aquello que queremos comunicarle. No obstante, no olvidemos que su uso excesivo podría saturar la prosa, y hacer que los marcadores se convirtieran en meras cuñas.
Como simple muestra de las funciones que pueden llegar a desempeñar y de su gran utilidad, sirva la siguiente recopilación. Se trata de una serie abierta, y que no pretende ser en ningún momento exhaustiva, dada la gran cantidad de partículas que existen de este tipo:
- Introducir el tema del texto:
El objetivo principal es, nos proponemos exponer, este texto trata de, nos dirigimos a usted para...
- Iniciar un nuevo tema:
Con respecto a, por lo que se refiere a, otro punto es, en cuanto a, sobre, el punto trata de, en relación con, acerca de, por otra parte, en otro orden de cosas, en lo que concierne a, en lo concerniente a, en lo tocante a, en lo que atañe a...
- Marcar o señalar un orden:
En primer lugar, en último lugar, en último término, primero, segundo, primeramente, finalmente, de entrada, ante todo, antes que nada, para empezar, luego, después, además, al final, para terminar, como colofón...
- Indicar opinión:
A mi juicio/ entender/ parecer/ modo de ver/ criterio, a juicio de los expertos/ de muchos, según mi punto de vista, en opinión de muchos/ de la mayoría...
- Distinguir, restringir o atenuar elementos:
Por un lado, por otra parte, en cambio, sin embargo, ahora bien, no obstante, por el contrario, al fin y al cabo, a/ en fin de cuentas, verdad es que, aún así, no obstante...
- Continuar sobre el mismo punto:
Además, luego, después, asimismo, a continuación, así pues, es más, incluso, cabe añadir, cabe observar, otro tanto puede decirse de, algo parecido/ semejante ocurre con, a continuación...
- Hacer hincapié o demostrar:
Es decir, en otras palabras, dicho de otra manera, como se ha dicho, vale la pena decir, vale la pena hacer hincapié, debemos hacer notar, lo más importante es, la idea central es, hay que destacar, debemos señalar, hay que tener en cuenta, o sea, esto es, en efecto, la verdad es que, lo cierto es que, sin duda, tanto es así que...
- Detallar o ejemplificar:
Por ejemplo, verbigracia, en particular, en (el) caso de, a saber, como ejemplo, como muestra, pongo por caso, tal como...
- Explicación o matización:
Es decir, esto es, a saber...
- Para indicar adición:
Y, además, encima, de igual forma...
- Rectificación:
Bueno, o sea, mejor dicho, rectificando...
- Digresión:
Por cierto, a propósito...
- Restricción:
Si acaso, hasta cierto punto...
- Énfasis, intensificación:
Pues sí que, claro que, es más, más aún, máxime...
- Para indicar una relación de tiempo:
Antes, ahora mismo, anteriormente, poco antes, hace un rato, al mismo tiempo, simultáneamente, en el mismo momento, entonces, después, más tarde, más adelante, a continuación, acto seguido, tan pronto como, en tanto que...
- Para indicar una relación de espacio:
Más arriba/ más abajo, encima/ debajo, delante/ detrás, derecha/ izquierda, en medio/ en el centro, cerca/ lejos, dentro/ fuera, en el exterior/ en el interior, de cara/ de espaldas...
- Para indicar causa:
Porque, visto que, a causa de, por razón de, con motivo de, ya que, puesto que, gracias a que, por culpa de, a fuerza de, pues, como, dado que, considerando que, teniendo en cuenta que...
- Para indicar consecuencia:
Como consecuencia, a consecuencia de, en consecuencia, por consiguiente, consiguientemente, por tanto, así que, de ahí que, de modo que, de suerte que, por lo cual, la razón por la cual, por esto, por ende, pues, conque, total que...
- Para indicar condición:
A condición de (que), en caso de (que), siempre que, siempre y cuando, con solo (que), en caso de (que), con tal de (que), si...
- Para indicar finalidad:
Para que, en vistas a, con miras a, a fin de (que), con el fin de (que), con el objetivo de, a fin y efecto de (que), con la finalidad de...
- Para indicar oposición (adversativas):
En cambio, antes bien, no obstante, ahora bien, por contra, con todo, por el contrario, sin embargo, de todas maneras...
- Para indicar objeción (concesivas):
Aunque, si bien, a pesar de (que), aun + gerundio, por más que, con todo...
- Para resumir o concluir:
En resumen, como conclusión, recapitulando, en pocas palabras, en una palabra, en resumidas cuentas, brevemente, globalmente, recogiendo lo más importante, en conjunto, sucintamente, en suma, en/ como conclusión, para terminar o finalizar, finalmente, así pues, en definitiva, en fin, por fin, bueno, a fin de cuentas, por último...
Para finalizar, una serie de alternativas para el verbo "decir" que, sin duda también pueden sernos de ayuda en nuestras exposiciones: afirmar, insistir en (que), sostener (que), enumerar, cuestionar, declarar, reiterar, discutir, elaborar, preguntar, explicar, exponer, desarrollar, aseverar...
Estrategias argumentativas4
ESTRATEGIAS
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FUNCIONES
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CONECTORES Y MARCADORES
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LA COMPARACIÓN
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EL EJEMPLO
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Signos
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LA DEFINICIÓN
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Verbos:
Signos:
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LA REFORMULACIÓN
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LA CITA DE AUTORIDAD
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LA CONCESIÓN
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LA REFUTACIÓN
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LA DESCALIFICACIÓN
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LA REVALORIZACIÓN
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LA SÍNTESIS DE LO ARGUMENTADO
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LAS INTERROGACIONES
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la interrogación indirecta “Nos preguntamos si...”
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Pasos que conviene seguir para redactar un texto argumentantivo
1- Planificación:
a- Exploración del problema:
- ¿Sobre qué se va a argumentar?
- ¿Quién es el receptor a quien va dirigido? ¿Cuáles son sus características?
- ¿El emisor va a defender una idea individual o representa a un grupo?
b- Organización de la información:
Antes de empezar la redacción es necesario:
- recoger toda la información necesaria, seleccionar datos y hechos vinculados con el tema
- reunir ideas mediante técnicas de debate e intercambio de opiniones
- escribir 2, 3, 4 ó 5 ideas claras
- organizar el razonamiento en ítems que respondan al tema en forma ordenada (agrupar por temas, organizar con flechas, esquemas, etc.)
- pensar dos o tres caminos para luego elegir el que resulte más acorde con las ideas que se quieren transmitir.
c- Determinación de la tesis o hipótesis:
La tesis o hipótesis tiene que:
- estar expresada en forma clara;
- estar redactada con oraciones completas y sintácticamente correctas;
- ceñirse al tema;
- contener las palabras clave en torno a las que se construirá la argumentación.
2- Escritura propiamente dicha:
- Esbozo (elaboración de la secuencia argumentativa)
- Introducción: para que sea efectiva debe ubicar al lector con el tema o problema a desarrollar e iniciarse con dos o tres oraciones cortas que permitan presentar el tema.
- Planteo de la hipótesis: se trata de una idea u opinión personal que puede ser adelantada en la introducción, expresada durante la argumentación propiamente dicha o bien al final como una consecuencia de todo lo expresado.
- Argumentación propiamente dicha: se debe estructurar un conjunto de argumentos que justifican la hipótesis.
- Conclusión: refuerza la postura adopotada en la hipótesis.
- Revisión y corrección
Al revisar y corregir hay que tener en cuenta lo siguiente:
- suprimir toda palabra inútil (no abusar de los adjetivos y adverbios);
- evitar repeticiones de palabras e ideas;
- eliminar todo lo que está confuso o aquello de lo que no se está seguro;
- evitar construcciones que “ suenen” mal por repetición de sonidos u otros factores;
- buscar precisión y propiedad en los términos, orden en las ideas y conexión entre ellas;
- usar citas que apoyen lo dicho o referencias convenientes.
- Redacción de la versión definitiva
Estructuras argumentativas5
Las superestructuras que sin duda han sido las más ampliamente consideradas tanto en la filosofía como en la teoría de la lógica son la argumentación y la demostración.
El esquema básico de estas estructuras es muy conocido: se trata de la secuencia HIPÓTESIS (premisa)-CONCLUSIÓN. Esta estructura la encontramos tanto en las conclusiones formales, como en las enunciaciones argumentativas del lenguaje familiar de cada día:
(1) Estoy enfermo. Luego no puedo venir.
(2) Pedro ha sacado un cuatro. Luego no ha aprobado el examen.
La palabra luego no es del tipo semántico en estos ejemplos, es decir que no reproduce una relación causal entre dos circunstancias, sino que es un luego pragmático, que se refiere a la acción de quien saca la conclusión.
Por eso la estructura argumentativa de un texto debemos verla, sobre todo si procedemos de manera histórica, sobre el fondo del diálogo persuasivo. Contrariamente a la aseveración directa, aquí la tarea consiste en convencer al oyente de la corrección o la verdad de la aseveración, aduciendo suposiciones que la confirmen y la hagan plausible, o bien suposiciones a partir de las que pueda deducirse la aseveración.
A diferencia de la demostración en el sentido lógico estricto, la argumentación cotidiana ( y también la científica) se ocupa en muy pocas ocasiones de una relación “necesaria” entre hipótesis y conclusión (es decir, de una implicación), sino que más bien se dedica a una relación de probabilidad, credibilidad, etc.
No obstante podemos diferenciar las estructuras argumentativas sobre la base del tipo de relación entre HIPÓTESIS y CONCLUSIÓN: la derivabilidad (sintáctica) en un cálculo formal, la implicación (semántica) o entailment y finalmente las conclusiones (pragmáticas).
En estos tres niveles de relaciones argumentativas también se puede hacer una distinción en cuanto al carácter estricto de estas relaciones, partiendo de la necesidad lógica, y pasando por otras formas de la necesidad (física, biológica, psicológica, etc.) y de la probabilidad a la posibilidad.
La estructura del texto argumentativo puede seguir analizándose más allá de las categorías convencionales de HIPÓTESIS y CONCLUSIÓN. En particular, la categoría de las HIPÓTESIS puede seguir dividiéndose en categorías de distinta índole y tipos de suposiciones, igual que en la doctrina clásica de la argumentación se distinguía entre una premisa “mayor” y una “menor”.
Si consideramos las formas cotidianas de la argumentación, tal y como aparecen superficialmente en los ejemplos (1) y (2), veremos que estas categorías también pueden no existir, o mejor dicho, pueden estar implícitas. En estos casos se partirá de la base de que una circunstancia determinada es una condición suficiente para otra circunstancia.
Pero no hay que olvidar que en cada caso semejante relación condicionante entre circunstancias presupone una hipótesis implícita de tipo más general (por ejemplo, una regla o regularidad). El hecho de que Pedro no haya aprobado como consecuencia de su cuatro ( la nota), resulta también del hecho de que existe una regla que estipula que un cuatro no es suficiente para una prueba, y que todo aquel que no aporte un rendimiento suficiente, suspende (esto es aplicable a los exámenes, los deberes, los tests, etc.).
En otras palabras: si se desea explicar la estructura argumentativa, debe existir una base para la relación de las conclusiones y para la relación semántica condicional entre circunstancias en las que se basa la conclusión. Una categoría de este tipo podría denominarse “garantía” o “legitimidad” que autoriza a alguien a llegar a una conclusión determinada (para esta categoría de la argumentación se aplica también frecuentemente la expresión inglesa “warrant”)
Puesto que aquí nos ocupamos de una base general para la argumentación, denominaremos esta categoría la LEGITIMIDAD de la argumentación. Así deducimos o justificamos que Pedro ha suspendido con su cuatro, precisamente debido a la relación general (la regla) que existe entre la nota cuatro y el suspenso de una evaluación.
Eventualmente podemos explicar mejor esta legitimidad mediante la explicación de que en nuestro sistema de evaluación de exámenes un cuatro no es suficiente, con lo que la relación que se crea entre “insuficiente” y “suspender” representa la legitimidad de nuestra demostración. De esta manera damos un REFUERZO (backing) a nuestra demostración, al indicar claramente que y como tiene que ver un cuatro con un suspenso.
Para seguir desarrollando este ejemplo un poco más, podemos decir también que la relación entre una nota insuficiente y un suspenso solo es importante en una situación determinada, a saber, en la situación de examen. Al menos implícitamente hay que partir entonces de la suposición de que Pedro se ha presentado a un examen final, donde el examen en particular tiene un papel más o menos importante. Igual que en los textos narrativos denominaremos MARCO del argumento a esta especificación.
Sin embargo, en la superestructura de la demostración hasta ahora solo esquematizada, podemos establecer diferencias más precisas. Sí, por ejemplo, se necesitase una explicación más precisa de las circunstancias, a saber, que Pedro tuvo un cuatro /un insuficiente, ciertamente habría que incluir un ARGUMENTO en la demostración: que Pedro no ha trabajado (hecho /suposición), que no se consigue una nota suficiente si no se trabaja lo necesario para un examen (justificación). De esta manera se puede, pues, complejizar una estructura argumentativa mediante la recursividad de la categoría ARGUMENTO.
Finalmente, todas las argumentaciones cotidianas encierran la posibilidad de una “cláusula de pretexto”. Dado que la relación entre el precedente y las consecuencias, en un contexto habitual, usualmente no es “necesaria”, sino a lo sumo “probable”, resulta muy posible que existan “excepciones”. En nuestro ejemplo, Pedro puede, a pesar de no haber obtenido una nota suficiente, tener tantas otras notas buenas antes del examen o bien en la evaluación general, como para que los “jueces” lo aprueben. A esta conclusión se le puede añadir además la siguiente LIMITACIÓN: “Sólo en el caso de que las demás notas sean buenas”. Esta limitación de solo en el caso de que también puede formularse como SUPOSICIÓN, como: “Pedro no tiene otras notas buenas”, porque en el caso de que no, es equivalente a la conjunción de la frase condicional si.
Después de nuestra discusión de la estructura global de una argumentación podemos intentar situar las categorías en un esquema jerárquico (un diagrama arbolado):
ARGUMENTACIÓN
JUSTIFICACIÓN CONCLUSIÓN
MARCO CIRCUNSTANCIA
PUNTOS DE PARTIDA HECHOS
LEGITIMIDAD REFUERZO
Las denominaciones de las diferentes categorías son provisionales y probablemente puedan ser sustituidas por otras, en especial según el tipo de argumentación.
El tipo de argumentación también depende del contexto institucional de la demostración. Puesto que en la vida cotidiana y el lenguaje familiar, como en los ejemplos (1) y (2), simplemente bastaría una relación superficial o general de las circunstancias condicionantes para la justificación de una aseveración, en la sala de audiencia y especialmente en la lógica formal se ha de precisar la legitimidad, el marco y todas las demás categorías, y entre estas también las que han pasado al lenguaje familiar y que ahora forman parte del marco de conocimiento general de todos los hablantes (la denominada lógica natural), y por razones pragmáticas ya no necesitan mencionarse expresamente en la comunidad lingüística. En análisis de interacción empírica incluso se demostró que las preguntas sobre la justificación en forma de reglas o “evidencias” se consideraban no aceptables o incluso socio- patológicas (y llevaban a un conflicto comunicativo).
La estructura canónica de las argumentaciones puede modificarse sobre la base de transformaciones: determinados puntos de partida pueden quedar implícitos (dependiendo del contexto), y una JUSTIFICACIÓN también puede seguir a una aseveración expresada anteriormente, cuando es evidente que esta aseveración es una CONCLUSIÓN del hablante. Cuando se argumenta indirectamente, puede ser suficiente nombrar una circunstancia dada y no ya la conclusión en sí: si me preguntan si podré venir esta noche, basta con que conteste: “estoy enfermo”. Sobre la base del texto y contexto, y aún más sobre la del conocimiento general, el oyente podrá sacar sus propias conclusiones.(...)
Las falacias6
Las falacias son argumentos erróneos, a veces mal intencionados, que expresan lo falso.
- Falsa generalización: se saca una conclusión general de un número insuficiente de casos o de casos representativos.
Los hombres son racionales, las mujeres, emocionales.
Todo error es voluntario.
- Falsa analogía: de la semejanza de algunos caracteres de dos o más objetos, se infiere la semejanza total.
El criminal peligroso es como la bestia salvaje y amenaza a la
sociedad; igual que ella debe ser eliminado.
- Falsa causa: tomar como causa de un fenómeno, un hecho que no lo es.
La calle está mojada, luego ha llovido.
- Falso dilema: afirmar una alternativa inexistente
Se está con nosotros o contra nosotros.
- Oposición inexistente: se oponen dos ideas sin tener en cuenta los casos intermedios.
Los países son ricos o pobres.
- Falsa consecuencia: sacar de un antecedente, una consecuencia indebida.
Los que mataron a Sócrates eran griegos, luego los griegos son asesinos.
- Uso impropio del vocabulario: cuando la palabra se usa fuera de su verdadero significado, cuando se le atribuye una realidad referencial inexistente, cuando se cae en vaguedad.
El destino impera sobre nosotros.
Su sangre descansa cuando Ud. duerme.
1 Vignaux, G. La argumentación .Ensayo de lógica discursiva. Bs.As., Hachette,1986,Cap.III.
3 Alamar, Isabel. Marcadores del discurso: exponiendo, estructurando ideas, haciéndonos entender. http:www.realidadliteral.net/3paginaIV-6.htm
4 En Formación ciudadana, uso del lenguaje y Constitución. Material didáctico para el docente. Paraguay, CEPPRO, Serie Manuales / Volumen 3, 2001 (pp. 51-54). Liliana Díaz, Marina Durañona, Estela Hilaire.
5 Teun Van Dijk, Capítulo 5 “Estructuras argumentativas”, en La ciencia del texto, Paidós, Barcelona 1996, pág. 158. (Adaptación)
6 Loprete,C. El lenguaje oral. Fundamentos, formas y técnicas. Bs.As., Plus Ultra, 1984